Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha
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–No es tuerta, canalla -respondi'o don Quijote lleno de ira-; no es tuerta ni encorvada [29] , sino bien derecha. Pero !vosotros pagar'eis esta mentira que dicho contra una belleza como la de mi se~nora!
Termin'o de decir esto y atac'o con la lanza al mercader con tanta furia que si Rocinante no tropieza y cae, lo hubiera pasado mal el atrevido comerciante.
Cay'o Rocinante y su amo fue rodando un gran trecho [30] por el campo. Mientras intentaba levantarse dec'ia:
29
encorvada –
30
trecho – расстояние, отрезок земли
–No huy'ais, gente cobarde, que estoy aqu'i tendido por culpa de mi caballo.
Uno de los mozos de mulas, cansado de o'ir tantos insultos, se acerc'o a 'el, rompi'o la lanza en pedazos y le dio tal paliza que ya no le fue posible levantarse de lo dolorido que ten'ia todo el cuerpo.
Cap'itulo V
Don Quijote regresa a su aldea
En esta situaci'on se encontraba cuando pas'o por all'i un labrador de su mismo pueblo y vecino suyo, que vi'endolo tirado en el suelo par'o a ayudarlo. El labrador le descubri'o la cara, se la limpi'o, que la ten'ia cubierta de polvo, y al reconocerlo le dijo:
–Se~nor Quijana -que as'i se deb'ia de llamar 'el antes de perder el juicio [31] y hacerse caballero andante-, ?qui'en ha puesto a vuestra merced de este modo?
Pero 'el segu'ia en sus pensamientos y no contest'o nada. El labrador lo levant'o del suelo y lo subi'o sobre su asno. Recogi'o las armas, las puso sobre Rocinante y se dirigi'o hacia su pueblo. En el camino, don Quijote llamaba al labrador Rodrigo de Narv'aez o Marqu'es de Mantua, confundi'endolo con estos personajes de los libros que hab'ia le'ido, y 'el mismo dec'ia ser unas veces Valdovinos, y otras, Abindarr'aez.
31
perder el juicio – потерять рассудок
Al o'ir estas locuras, dijo el labrador:
–Mire, se~nor, que yo no soy don Rodrigo de Narv'aez ni el Marqu'es de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos ni Abindarr'aez, sino el honrado se~nor Quijana.
–Yo s'e qui'en soy -respondi'o don Quijote- y s'e que puedo ser no solo los que he dicho sino los doce Pares de Francia [32] , pues todas sus haza~nas las puedo yo superar.
Llegaron al pueblo cuando ya anochec'ia y entraron en la casa de don Quijote, donde se encontraban el cura, Pero P'erez, y el barbero, maese [33] Nicol'as, que eran buenos amigos de don Quijote.
32
Pares de Francia – Пэры Франции, группа крупнейших феодалов, состоящая из двенадцати прямых вассалов короля Франции
33
maese – (устар.) учитель
Los dos, junto con la sobrina y el ama, discut'ian sobre la ausencia de su amo y sus malas lecturas, que le hab'ian hecho perder el juicio.
–Hace tres d'ias que no aparecen ni 'el, ni el roc'in, ni la lanza, ni las armas -dec'ia el ama-. La verdad es que la culpa es de esos libros de caballer'ias que 'el tiene y suele leer. Ellos le han quitado el juicio. Ahora recuerdo haberle o'ido decir muchas veces que quer'ia hacerse caballero andante e irse a buscar aventuras por esos mundos.
La sobrina dec'ia lo mismo:
–Sepa, se~nor barbero, que muchas veces mi t'io le'ia esos libros durante d'ias enteros, y cuando dejaba el libro, cog'ia la espada, se pon'ia a pelear con las paredes y dec'ia que hab'ia matado a cuatro gigantes o m'as. Pero yo tengo la culpa de todo, porque no avis'e a vuestras mercedes de los disparates de mi t'io, para que le quitaran y quemaran todos esos libros.
–Esto digo yo tambi'en -dijo el cura-, y ma~nana mismo los echaremos al fuego, para que no den la oportunidad a otro de caer en la locura de nuestro buen amigo.
Todo esto estaban oyendo el labrador y don Quijote. El labrador comprendi'o as'i la enfermedad de su vecino y comenz'o a decir a voces:
–Abran vuestras mercedes al se~nor Valdovinos y al se~nor Marqu'es de Mantua, que viene malherido, y al se~nor Abindarr'aez, a quien trae preso el valeroso Rodrigo de Narv'aez.
A o'ir las voces salieron todos y se fueron a abrazar a don Quijote, pero 'el dijo:
–Deteneos, que vengo malherido por culpa mi caballo. Llevadme a mi cuarto y llamad, si posible, a la sabia Urganda [34] que cure mis heridas.
34
sabia Urganda – известная героиня рыцарских романов, владевшая магией исцеления
–Suba, vuestra merced -dijo el ama-, que, aunque no est'e esa se~nora, aqu'i le sabremos curar.
Lo llevaron a la cama y 'el pidi'o que le dieran de comer y le dejaran dormir, que era lo que m'as le importaba.
Cap'itulo VI
El cura y el barbero queman los libros de don Quijote
Al d'ia siguiente, don Quijote todav'ia dorm'ia cuando llegaron el cura y el barbero. Pidieron a la sobrina las llaves de la habitaci'on donde estaban los libros, y ella se las dio de muy buena gana. Entraron todos en la habitaci'on, y el ama con ellos. Encontraron m'as de cien libros grandes y otros peque~nos.
En cuanto el ama los vio, tuvo miedo de que en la habitaci'on hubiera alg'un encantador [35] de los muchos que hab'ia en esos libros y les hiciera da~no tambi'en a ellos.
El cura se ri'o de la simplicidad del ama, y mand'o al barbero que le diera aquellos libros uno por uno, para ver de qu'e trataban, pues pod'ia ser que algunos de ellos no merecieran terminar en el fuego.
–No -dijo la sobrina-, no hay por qu'e salvar ninguno, porque todos han sido los causantes de la locura de mi t'io. Mejor ser'a tirarlos por la ventana al corral del patio y luego quemarlos.
35
encantador – чародей
Lo mismo dijo el ama, pero el cura quiso, por lo menos, leer antes los t'itulos. Y el primero que el barbero le dio en las manos fue Amad'is de Gaula, y dijo el cura:
–Seg'un he o'ido, este libro fue el primero de caballer'ias que se imprimi'o en Espa~na. Y as'i, me parece que, por ser el principio y origen de todos los dem'as libros, lo debemos echar al fuego sin excusa alguna.
–No, se~nor -dijo el barbero-, que tambi'en he o'ido decir que es el mejor de todos los libros de caballer'ias, y por eso se debe salvar.