Homo Ludus. Spanish edition
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Gamberros de medio pelo. Apenas saben distinguir entre Einstein y Eisenstein. No han leido un solo libro desde el instituto, no solo Remarque o Steinbeck, sino cualquier libro. Ni etica, ni estetica. Pero si un pronunciado deseo de beber alcohol y exigirlo a los demas, como si se lo debieran. Al fin y al cabo, alguien tiene que ocupar este nicho, y si no quieres hacerlo tu mismo, entonces paga al que ocupe este lugar por ti. Y paga para que tenga suficiente para seguir ocupandolo. O de lo contrario te arrastrara, ya sea al mismo tiempo, o en lugar de el mismo....
Una presa poco interesante e inutil.
"Claro, os llevo", dijo el irlandes y cambio de direccion hacia ellos. Sus rostros estaban visiblemente complacidos: al parecer, los que se habian cruzado antes con ellos los habian ignorado o negado por diversos motivos.
grito el del asiento trasero. Estaba mas sobrio que el que ocupaba el asiento del pasajero junto al del conductor. El hedor era aun peor ahora.
"?Por que la cerveza? – pregunto Gustav, a medio metro de ellos. – ?Vodka?
?Carne de caballo, mejor?"
"Puta, si me gustaria un poco de carne de caballo", penso el hombre de
delante, aunque ya estaba casi harto.
Gustav saco su cartera y, extrayendo un billete de cinco mil dolares, se lo entrego al hombre sentado en el asiento trasero. El color naranja del dinero les impacto a ambos en los ojos.
"Joder, hermano". – susurro, mirando el dinero en sus manos.
"Y para mi Dame uno tambien", empezo el otro, pero el irlandes ya le estaba
tendiendo un segundo billete similar.
– Bueno, para que no te ofendas.
– De corazon, hermano…
El primero se desperto un poco: "Eh, como te llamas, hermano, ven con nosotros. Vamos a machacar un poco de carne de caballo…
– Gustave. Gustav Glisson.
– Ah. Un pahan extranjero, entonces.
– Algo asi… ?Has visto algun policia por aqui?
– Estan dormidos, perras. Vasyana ha salido a dar un puto paseo. ?Adonde van?
– ?Asi que tu eres Vasyan?
– Ese es el maldito. Y ese de ahi es Grey conduciendo.
Gustav saco una navaja plegable del bolsillo interior de su chaqueta y la clavo bajo la mandibula del primer hombre, cerro la puerta y apunalo al segundo en el cuello. La sangre salpico todos los asientos, las puertas y la tapiceria. Vasyana incluso intento cubrir la herida con la palma de la mano, un billete de dinero, pero fue inutil: sus cerebros no funcionaban a esas alturas. Sus cerebros no se daban cuenta de que la muerte habia dejado de acercarse sigilosamente, sino que habia llegado de golpe.
Gustav puso el cuchillo en la palma de Grey, le apreto la mano y se dirigio a la entrada de la tienda.
Es un gran honor, por supuesto, que esos borrachos mueran por su mano, pero una vez se interpusieron en su camino.
Hacia un par de meses, con sus preguntas e insinuaciones, habian asustado a una de sus posibles victimas en el mismo aparcamiento. La chica, bajita y fragil, obviamente se habia fijado en Gustav, pero se metio en su coche inmediatamente al ver a los dos hombres. No tenia sentido perseguirla, no era tan guapa e interesante por lo que parecia. Pero el residuo permanecia, y desde luego no merecia la pena esperar a que volviera a ocurrir.
Por supuesto, no habia nadie en la tienda, salvo el dependiente. De hecho, tampoco estaba el vendedor: una mujer bajita y rellenita de unos 55 anos estaba viendo la television, algun programa sobre geografia, sin prestar atencion a nada.
En realidad, la ultima vez que habia entrado en este lugar y habia preguntado que podia conseguir con productos baratos pero de calidad, habia recibido la respuesta definitiva: "?Compra y no jodas!", que le salio como un eslogan publicitario. Ahora encajaba bien. El irlandes miro las estanterias con alcohol: "Me gustaria un poco de conac… Hay Stone land n? 5. 0,7 litros".
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