Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha
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–Es verdad -dijo el cura-. Veamos ese otro que est'a junto a 'el.
–Es las Sergas de Esplandi'an, hijo leg'itimo de Amad'is de Gaula —dijo el barbero.
–Pues -dijo el cura- no le ha de valer al hijo la bondad del padre. Tome, se~nora ama, abra esa ventana y 'echelo al corral para quemarlo.
Y sin querer cansarse m'as en leer libros de caballer'ias, mand'o al ama que tomara todos los libros grandes y los tirara al corral. Ella, que ten'ia muchas ganas de quemarlos, tomando ocho de una vez los arrojaba por la ventana. Al coger muchos juntos, se le cay'o uno a los pies del barbero y este lo recogi'o para ver de qui'en era. Ley'o el t'itulo: Historia del famoso caballero Tirante el Blanco.
!V'algame Dios!
– exclam'o el cura-. Tirante el Blanco es, por su estilo, el mejor libro del mundo: aqu'i comen los caballeros y duermen y mueren en sus camas, como lo hacemos todos. Ll'eveselo a su casa y lea las aventuras del valeroso caballero de Montalb'an y los amores y mentiras de la viuda Reposada; ver'a que es muy divertido y que es verdad lo que os he dicho.
–As'i ser'a -respondi'o el barbero-, pero ?qu'e haremos de estos peque~nos libros que quedan?
–Estos -dijo el cura- no deben de ser de caballer'ias sino de poes'ia, y no merecen ser quemados como los dem'as, porque no hacen ni har'an el da~no que han hecho los de caballer'ias.
–!Ay, se~nor!
– dijo la sobrina-. Bien los puede vuestra merced mandar quemar como los dem'as, porque ser'ia peor que al leerlos mi t'io quisiera hacerse poeta, que es enfermedad incurable.
–Esta doncella dice la verdad -dijo el cura-, y ser'a bueno quitarle a nuestro amigo la ocasi'on de enfermar otra vez. Pero ?qu'e libro es ese?
–La Galatea [36] , de Miguel de Cervantes -dijo el barbero.
–Hace muchos a~nos que es gran amigo m'io ese Cervantes -dijo el cura-. Su libro tiene algo de buena invenci'on; propone algo pero no llega a ninguna conclusi'on: es necesario esperar la segunda parte que promete. Entretanto, gu'ardelo usted en su casa.
–Con gusto lo har'e -respondi'o el barbero-. Y aqu'i vienen tres, todos juntos: La Araucana, La Austr'iada y El Monserrato.
36
La Galatea –
–Todos ellos -dijo el cura- son los mejores libros de aventuras en verso escritos en lengua castellana, y pueden competir con los m'as famosos de Italia. Hay que guardarlos.
Cap'itulo VII
La segunda salida de don Quijote
Mientras el cura y el barbero discut'ian sobre los t'itulos de los libros de caballer'ia que deb'ian ser quemados, oyeron a don Quijote decir a grandes voces:
–Aqu'i, aqu'i, valerosos caballeros; aqu'i deb'eis mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos.
El cura y el barbero fueron a ver qu'e le pasaba. Cuando llegaron, don Quijote ya estaba levantado de la cama y continuaba con sus voces, dando cuchilladas [37] a todas partes como si peleara con alguien. Lo agarraron y se lo llevaron de nuevo a la cama. Le dieron de comer y se qued'o otra vez dormido.
El cura y el barbero pensaron en tapiar el cuarto donde estaban los libros de caballer'ias para que su amigo no los volviera a ver. Le dir'ian que un encantador se los hab'ia llevado. Y as'i se hizo.
37
cuchilladas – удары ножом, кинжалом
Dos d'ias despu'es se levant'o don Quijote, y lo primero que hizo fue ir a ver sus libros. Como no hallaba el cuarto, pregunt'o al ama por 'el, y ella, que ya sab'ia lo que ten'ia que responder, le dijo:
–?Qu'e cuarto busca vuestra merced? Ya no hay cuarto ni libros en esta casa, porque todo se lo llev'o el mismo diablo.
–No era diablo -dijo la sobrina-, sino un encantador que vino una noche sobre una nube, entr'o en el cuarto y no s'e lo que hizo dentro, que al poco tiempo sali'o volando por el tejado y dej'o la casa llena de humo. Cuando se fue, vimos que no hab'ia ya ni cuarto ni libros. Y mientras el encantador se iba volando, dec'ia en voz alta que hab'ia hecho aquel da~no por enemistad secreta con el due~no de aquellos libros y que se llamaba el sabio Mu~nat'on.
–Frest'on dir'ia -dijo don Quijote.
–No s'e -respondi'o el ama- si se llamaba Frest'on o Frit'on [38] , solamente s'e que su nombre acababa en t'on.
–As'i es -dijo don Quijote-, ese es un sabio encantador, gran enemigo m'io, pues sabe que m'as adelante tendr'e que pelear con un caballero a quien 'el protege y le vencer'e sin que 'el lo pueda impredir. Por eso intenta hacerme todo el da~no que puede.
–?Y no ser'a mejor quedarse tranquilo en su casa y no irse por el mundo a buscar aventuras?
– dijo la sobrina-. Mire usted que no siempre se consigue lo que se quiere.
38
Frest'on o Frit'on –
No quisieron las dos insistir m'as, porque vieron que su enfado iba en aumento.
Y as'i estuvo don Quijote quince d'ias en casa muy tranquilo, sin dar muestras de querer seguir sus primeras locuras.
En ese tiempo fue a ver don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre honrado aunque pobre, pero de muy poca sal en la mollera [39] . Tanto le dijo y tanto le prometi'o, que el hombre decidi'o irse con 'el y servirle de escudero. Don Quijote le dec'ia que pod'ia ganar alguna 'insula [40] y dejarlo a 'el como gobernador. Con estas promesas, Sancho Panza, que as'i se llamaba el labrador, dej'o a su mujer e hijos y se convirti'o en escudero de su vecino.
39
de muy poca sal en la mollera – глуповатый, недалёкого ума
40
'insula – кусочек земли, (устар.) остров
Don Quijote orden'o a Sancho que llevara alg'un dinero y, sobre todo, que no olvidara las alforjas [41] . Dijo Sancho que las llevar'ia y que pensaba llevar tambi'en un asno muy bueno que ten'ia, porque no estaba acostumbrado a andar a pie. Cuando todo estuvo preparado, sin despedirse Sancho de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche salieron del lugar sin que nadie los viera.
Iba Sancho Panza sobre su asno, con sus alforjas y su bota de vino [42] , con mucho deseo de verse ya gobernador de la 'insula prometida. As'i se lo dijo a su amo:
41
alforja – дорожная сума
42
bota de vino – бурдюк, мех для вина