Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha
Шрифт:
Finalmente, Sancho coloc'o a don Quijote atravesado sobre su asno y se pusieron otra vez en marcha. Al poco rato descubrieron lo que para Sancho era una venta y para don Quijote, un castillo. El escudero no quiso discutir si era venta o castillo y entr'o en la que 'el cre'ia venta.
Cap'itulo XIII
Lo que sucedi'o en la venta
El ventero, al ver a don Quijote atravesado en el asno, pregunt'o a Sancho qu'e le pasaba. Respondi'o Sancho que su amo se hab'ia ca'ido desde una roca y se hab'ia golpeado las costillas. Ten'ia el ventero una mujer y una hija de muy buen ver [63] .
63
de muy buena ver –
Hab'ia en la venta una moza asturiana, ancha de cara, de nariz chata, tuerta de un ojo y no muy sana del otro. Pero ten'ia un cuerpo que hac'ia olvidar las dem'as faltas. Entre la hija del ventero y Maritornes, que as'i se llamaba la asturiana, arreglaron una cama a don Quijote, poniendo un colch'on, duro como una piedra, sobre unas tablas y dos s'abanas hechas de tela de saco.
En misma habitaci'on, ten'ia su cama un arriero que hab'ia llegado a pasar la noche.
En esta pobre cama se acost'o don Quijote, entre la ventera y su hija lo curaron. La ventera, al ver los cardenales [64] , dijo que aquello parec'ian golpes y no ca'ida.
64
cardenales – (зд.) кровоподтёки
–No fueron golpes -dijo Sancho-, sino que la roca ten'ia muchos picos y cada uno le hizo un cardenal.
–?C'omo se llama este caballero?
– pregunt'o Maritornes.
–Don Quijote de la Mancha -respondi'o Sancho-, y es caballero aventurero, y de los mejores y m'as fuertes que se hayan visto en el mundo.
–?Qu'e es caballero aventurero?
– pregunt'o la moza.
–?Tan nueva sois en el mundo que no lo sab'eis?
– respondi'o Sancho-. Sabed, hermana m'ia, que un caballero aventurero tan pronto es apaleado [65] como es emperador; hoy es la criatura m'as desgraciada del mundo y ma~nana tiene dos o tres coronas de reinos para dar a su escudero.
65
apaleado – избит палками
Don Quijote, que estaba oyendo esta conversaci'on, dijo a la ventera:
–Creedme, hermosa ventera, que os pod'els considerar afortunada por haber alojado en vuestro castillo a mi persona. Mi escudero os dir'a qui'en soy. Solo os digo que recordar'e siempre el servicio que me hab'eis hecho.
Ninguna de las tres mujeres entend'ia nada de lo que dec'ia el andante caballero. Le agradecieron sus palabras y dejaron que Maritornes curara a Sancho, que lo necesitaba tanto como su amo.
El arriero y Maritornes hab'ian planeado juntarse en la cama, cuando la venta estuviera en calma.
El lecho [66] de don Quijote estaba en medio de la habitaci'on y junto a 'el se acost'o Sancho. A contunuaci'on estaba la cama del arriero, un poco m'as c'omoda porque era un hombre rico. Ni don Quijote ni Sancho dorm'ian, porque no los dejaba el dolor de las costillas; tampoco dorm'ia el arriero, que esperaba a su Maritornes.
Don Quijote empez'o a recordar sus lecturas caballerescas. Se imagin'o que estaba en un famoso castillo y que la hija del se~nor del castillo se enamoraba de 'el locamente y que aquella noche se propon'ia dormir con 'el, poniendo a prueba su fidelidad a Dulcinea del Toboso.
66
lecho – (зд.)
Lleg'o la hora en que el arriero y Maritornes acordaron [67] verse; entonces, esta entr'o en la habitaci'on donde los tres dorm'ian.
Cuando la sinti'o don Quijote, porque la habitaci'on estaba a oscuras y no la pod'ia ver, estir'o los brazos para recibir a su hermosa doncella. La cogi'o por una mano y la sent'o en su cama. Toc'o la camisa que, aunque era de tela 'aspera, a 'el le pareci'o de fina seda. Acarici'o los cabellos, que eran tiesos como pelos de caballo, pero 'el crey'o que eran hilos de oro. La pint'o en su imaginaci'on como hab'ia le'ido de otras princesas. Mientras la cog'ia en sus brazos, empez'o a decir:
67
acordaron – договорились
–Quisiera, hermosa se~nora, pagarle el favor que me hace, pero estos dolores no me permiten satisfacer vuestros deseos. Y a esto se a~nade que la 'unica se~nora de mis pensamientos es la singular Dulcinea del Toboso, que si no fuera por esta promesa no dejar'ia yo pasar esta ocasi'on que vuestra bondad me ofrece.
El arriero, que escuchaba atentamente las palabras de don Quijote, empez'o a sentir celos y se acerc'o a tientas [68] a la cama donde estaban los dos y se dio cuenta de que la moza quer'ia separarse y don Quijote no la dejaba. Enfurecido, levant'o el brazo y dio tal golpe al enamorado caballero, que le llen'o la boca de sangre; se subi'o luego encima y empez'o a darle patadas en las costillas.
68
a tientas – вслепую
La cama se vino al suelo y el golpe despert'o al ventero, que corri'o a ver qu'e pasaba. Maritornes que conoc'ia el mal genio de su amo, se escondi'o en la cama de Sancho. Este se despert'o y, asustado, empez'o a golpear con los pu~nos a diestro y siniestro. Alcanz'o a Maritornes varias veces; ella respondi'o de la misma manera y comenz'o entre los dos la m'as graciosa pelea del mundo. El arriero, que vio c'omo estaba su dama, dej'o a don Quijote y acudi'o a socorrerla. Lo mismo hizo el ventero, pero para castigar a la moza.
De este modo, el arriero daba a Sancho, Sancho a la moza, la moza a 'el, el ventero a la moza, y todos se daban golpes sin parar.
Habia tambi'en hospedado en la venta un oficial de la justicia, que oy'o el ruido. Entr'o en la habitaci'on diciendo:
–!Alto en nombre de la justicia! !Det'enganse todos!
Como la habitaci'on estaba a oscuras, el oficial, a tientas, fue a dar con las barbas de don Quijote, que no se movi'o. El cuadrillero pens'o que estaba muerto y que los all'i presentes lo hab'ian matado.
–!Cierren la puerta de la venta!
– dijo-. !Que no se vaya nadie, que han matado a un hombre!
Todos desaparecieron del lugar, menos don Quijote y Sancho, que no se pudieron mover de donde estaban.
Cap'itulo XIV
La burla que hacen a Sancho en la venta
Cuando don Quijote se recuper'o, comenz'o a llamar a su escudero, diciendo:
–Sancho, amigo, ?duermes? ?Duermes, amigo Sancho?
–?C'omo voy a dormir -respondi'o Sancho de mal humor- si me parece que han estado conmigo todos los diablos esta noche?